José M. García de Paredes
Una mente de de equilibrio y armonía
José M. García de Paredes (Sevilla 1924, Madrid 1990) estudia en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid donde se titula en 1950 y se doctora en 1966.
Los viajes son determinantes en su formación y en su obra. Desde 1946 realizó viajes de estudio por Europa que dejaron impronta en su obra y en su mirada permanente hacia el extranjero. Gana el Gran Premio de Roma en 1955 y reside en la la Real Academia de Bellas Artes hasta 1958 marcando para siempre su obra que desde entonces interpreta la modernidad de una manera personal incorporando el conocimiento del pasado y las vinculaciones a otras artes.
Razón, sensibilidad y mesura, como describe Rafael Moneo su obra, están presentes en una arquitectura culta, sin prisa y silenciosa. La música y su vinculación personal al músico Manuel de Falla son el origen del Auditorio de Granada que materializa las relaciones entre arquitecturas de distintos tiempos en la Alhambra y que es preludio de su “Paseo por la Arquitectura de la Música” y de la construcción de reconocidos auditorios.
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Obras destacadas
García de Paredes en Madrid
José M. García de Paredes
José M. García de Paredes (Sevilla 1924, Madrid 1990) inicia, por consejo de Casto Fernández-Shaw, los estudios de arquitectura abandonando su inicial vocación en la marina. Cursa Ciencias Exactas en Sevilla (1941-1943) e ingresa en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde se titula en 1950 en su 100 Promoción doctorándose en 1966. Profesor en la ETSAM (1959-1961),
Catedrático en la ETSA de Sevilla (1976-1979) y profesor invitado en el International Laboratory of Architecture and Urban Design en las Universidades de Urbino y Siena (1978-1985).
Los viajes son determinantes en su formación y en su obra. En 1946 viaja a Inglaterra e Irlanda con el dominico José Manuel Aguilar, director de ARA, quien alentó el interés continuado de García de Paredes en las relaciones entre la arquitectura y las distintas artes. Entre 1950 y 1952, realizó diversos viajes de estudios por Francia, Italia, países nórdicos, Alemania e Inglaterra, que dejaron impronta en su obra y en su mirada permanente hacia el extranjero, tanto en la presencia de su obra en publicaciones como en la docencia, facilitado por su conocimiento de los idiomas inglés e italiano.
García de Paredes gana el Gran Premio de Roma de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1955 y se casa con Isabel de Falla en 1956, trasladándose a Roma a la Academia Española donde residen hasta 1958, regresando a Madrid donde establece su estudio.
Arquitectura culta, sin prisa y silenciosa
Inicialmente colabora con diversos arquitectos de la “segunda generación de postguerra”: Rafael de la Hoz con quien obtiene el Premio Nacional de Arquitectura en 1956 por el Colegio Mayor Aquinas en Madrid, con Javier Carvajal obtiene la Medalla de Oro de la XI Trienal de Milán en 1957 y construye el Panteón de los Españoles en Roma, y con Corrales, Molezún y Sota colabora en proyectos y concursos como el de la Ópera de Madrid.
Tras las colaboraciones con los estudios de la calle Bretón de los Herreros de Madrid, como el Poblado de Almendrales en Madrid con Carvajal, Corrales y Molezún, García de Paredes construye las iglesias de Almendrales y de Belén (1964), hoy Stella Maris, en Málaga, resultado de una investigación personal más allá de los cánones modernos, que inicia con el concurso de San Esteban en Cuenca (1960).
Razón, sensibilidad y mesura, como describe Rafael Moneo su obra, estarán siempre presentes en una arquitectura culta, sin prisa y silenciosa cuyo objetivo fue las personas a las que se destinaba.
Consideraba al músico Manuel de Falla su maestro de arquitectura y fue junto a Isabel de Falla impulsor de su legado y de su actual Archivo de referencia internacional. La exposición Falla para el refectorio del Monasterio de San Jerónimo de Granada (1962) es el origen del Auditorio de Granada (1978) al que dedicó más de una década y que expresa sus convicciones sobre la relación entre las distintas artes y entre las arquitecturas entre distintos tiempos, paralelismos compartidos con el pensamiento musical de Falla: austeridad, concisión, relación entre el arte nuevo y el pasado, entre lo artesanal y lo culto, vigencia de lo contemporáneo. Ambos comparten el estudio y prospección analítica lejos de improvisaciones.
Técnica y sensibilidad aunados en un arquitecto
En la década de los ochenta, el regreso del cuadro Guernica a España y su instalación en el Casón del Buen Retiro (1981) se une a las obras que realiza para el Museo del Prado donde la desaparecida Sala Juan de Villanueva (1984) fue un extraordinario ejemplo, culto y responsable, de intervención en un edificio histórico.
Desde la década de los setenta, los auditorios y su vinculación a la música consolidan su investigación en los espacios musicales, materializado en su “Paseo por la Arquitectura de la Música”, discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1984) y en los Auditorios construidos en Valencia (1987), Madrid (1988), Cuenca (1993) y Murcia (1995). En el Auditorio Nacional de Música de Madrid, José M. García de Paredes perfecciona una sala con una extraordinaria acústica, como un objeto musical incrustado en un austero edificio que ha consolidado la vida musical de Madrid.
Una vida rodeado de arte
José M. García de Paredes aunaba una sólida formación técnica a una sensibilidad vinculada a otras artes y su mundo próximo incluyó arquitectos como José Luis Sert, Giancarlo De Carlo o Gio Ponti, músicos como López Cobos o Halffter y artistas como José Guerrero, Eusebio Sempere o Pablo Palazuelo, con los que colaboró en intervenciones en diversos edificios, como las esculturas no ejecutadas para el Auditorio de Madrid.
Algunas de sus distinciones: Gran Premio de Roma (1955), Miembro de la Accademia degli Artisti e Professionisti de Roma (1957), Academia de Bellas Artes de Granada (1980), Académie Européene des Sciences, des Arts et des Lettres de Paris (1982), Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1984), Academia de Bellas Artes de Cádiz (1986), Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (1989). Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1990), Medalla de Honor de la Fundación Rodriguez-Acosta (1991), Medalla de Oro de la Ciudad de Granada (1991) y Premio Andalucía de Arquitectura (1994).
AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA
El edificio, de arquitectura contenida y deliberadamente intemporal, discurre con fachadas de ritmos uniformes que se corresponden con las galerías perimetrales que recorren de punta a punta el edificio, tratadas como una superficie plana y continua. Sobre este basamento construido con ladrillo, granito y piedra de Colmenar, tradicionalmente empleados en Madrid, el volumen irregular de la sala de Conciertos se recorta como una proa sobre la cubierta cerámica.
En 2013 fue galardonado con el Premio Europa Nostra como reconocimiento a la conservación del patrimonio cultural europeo.
También, la revista británica Gramophone eligió al ANM como uno de los mejores auditorios del mundo en varias ocasiones debido a su buena acústica, un diseño reconocido y su labor promocionando la música.
TORRES BLANCAS
Era una ciudad vertical, una torre de viviendas es única en el mundo sintetizando una corriente arquitectónica como es el organicismo, sobre una estructura de hormigón. Una obra de arte que se consideró revolucionaria y gracias a la cual Sáenz de Oiza ganó el Premio COAM 1972 y el Premio a la Excelencia Europea de 1974.
Es uno de los ejemplos más representativos del racionalismo español. Además, por su composición arquitectónica está considerada la más representativa de las grandes salas cinematográfica de su época.
HIPÓDROMO DE LA ZARZUELA
Es una de las más excepcionales obras de la arquitectura española del primer tercio del siglo XX, y la estructura de las tribunas, con sus marquesinas, una de las grandes realizaciones de siglo a nivel mundial. Con la cubierta diseñada para las gradas del hipódromo, Torroja juega por primera vez con el ritmo. Lo consigue cambiando el primer diseño que proponía una cubierta plana y sustituyéndola con láminas cilíndricas que ya de por si sugieren ritmo, significó una gran novedad dentro de la arquitectura española, fue la primera en su tipo realizada en el país. El edificio está formado por la estructura que sirve de soporte a las gradas de la tribuna y a su cubierta. Las tribunas del Hipódromo de La Zarzuela fueron declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento en octubre de 2009.
El interior es pura escenografía. Como en una ficción cinematográfica, la organización del espacio, la iluminación y los detalles están resueltos a la perfección. La característica pared curva genera pequeñas concavidades para islas de mayor privacidad. Célebre es el sillón Chicote, con estructura de acero niquelado fabricada por la misma empresa que producía las sillas de tubo de acero de Mies van der Rohe.
Edificio Castelar
Es realmente un edificio perfecto, casi un monumento. Su posición elevada sobre la castellana se resuelve con una escalinata de travertinos que parece tallada en un bloque. No hay más materiales, tan solo esta piedra y el cristal. El edificio representa la contemporaneidad de la arquitectura en el paseo madrileño. Cuenta con doble revestimiento de vidrio que hace que este edificio sea pionero en esta técnica.
Este edificio es parte de una serie de proyectos de Gutiérrez Soto que pusieron las bases para la nueva arquitectura doméstica. Una de las curiosas innovaciones que introduce es el uso del espacio de almacenamiento de forma difusa en todas las estancias, incluso baños y dormitorios de servicio. Está pensado para ser mobiliario de la casa, ocultar los pilares y definir los espacios sin la utilización de muros.
CÍRCULO DE BELLAS ARTES
Su interior corresponde a la dificultad de aunar los diversos usos del Círculo, sociales y administrativos. Es hoy uno de los edificios más emblemáticos del eje Gran Vía – Alcalá. Fue declarado monumento histórico-artístico de carácter nacional en 1981. En la actualidad el inmueble tiene la consideración de BIC, formando parte del denominado Paisaje de la Luz, paisaje cultural declarado Patrimonio de la Humanidad el 25 de julio de 2021
Con la reforma integral de los noventa, el bloque alto hacia Gran Vía se remató con un torreón circular, un faro que nunca llegó a encenderse.
INSTITUTO DEL PATRIMONIO CULTURAL
Es un icono adelantado a su tiempo. Construido a base de hormigón armado, el edificio es conocido como Corona de Espinas, todo un alarde de belleza arquitectónica con un encanto orgánico marca de la casa. La construcción consiste en un círculo de 40 metros de radio dividido a su vez en 30 “gajos” principales y fue designado Bien de Interés Cultural en 2001.
CEDEX, CENTRO DE ESTUDIOS HIDROGRÁFICOS
Uno de los edificios más singulares y carismáticos de Madrid. Representa uno de los primeros intentos de proponer el hormigón armado como único material constructivo. También es el primero en Madrid que consigue cubrir un espacio adintelado con vigas de hormigón pretensado con armaduras postesas con una luz de 22 m, así como de los primeros de la capital de España en terminarse en hormigón visto. Bien de interés Cultural 2023
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PABELLÓN DE LOS HEXÁGONOS
Ganador en 1958 del primer Premio de Arquitectura en la Exposición Universal de Bruselas este pabellón está configurado por hexágonos como elemento estructural. Un año después de conseguir ese galardón, el edificio se levantó en la Casa de Campo, en el recinto ferial donde acogería alguna de las famosas ferias del campo que, desde la década de los 50 y hasta mediados de los 70, se celebraban con carácter bienal o trienal.
Además de referente de la arquitectura modular, el Pabellón de los Hexágonos es uno de los hitos de la arquitectura madrileña del siglo XX, cuya segunda mitad constituye un momento singular en cuanto a edificaciones en la Casa de Campo, declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico en 2010.
CINE BARCELÓ-TEATRO BARCELÓ
Es destacado por su representación de iconografía naval en el que se estructuran la fachada en franjas y huecos horizontales, con clara influencia de racionalismo expresionista español. Son relevantes igualmente los elementos diseñados por el arquitecto que se conservan actualmente, entre otros, las marquesinas, molduras, carpinterías de acero con herrajes originales y barandillas en la fachada; las escaleras con las barandillas y zócalos y techos con molduras en el interior; y en la planta de cubierta el trazado original del cine de verano, con su pendiente y su pavimento de baldosín.
Además, destaca el valor histórico del Teatro Barceló como icono de la llegada de la modernidad en los años 30.
Bien de interés Cultural 2023.
GIMNASIO MARAVILLAS
De la Sota quería cargar de humanidad el espacio y lo consiguió a través de los materiales elegidos y de la combinación de texturas entre ellos: madera, una estructura metálica que parece anular los límites con la arquitectura industrial y una valla exterior perimetral que encaja con la fachada de ladrillo, integrándose perfectamente en la zona.
En un inteligentísimo juego, en la sección ubicó las tres secuencias de usos: la zona de juego al aire libre a la misma cota de la preexistente; gimnasio cubierto a la cota de la calle Joaquín Costa; y unas aulas, colgadas sobre el gimnasio, aprovechando las vigas que lo techan, convirtiendo la forma curva de la cercha inversa en aulas-auditorio. Bien de interés Cultural 2019
Luis Gutiérrez Soto
Más de 650 edificios bajo su firma y toda una historia de superación
En su juventud, Luis Gutiérrez Soto llegó a debutar en el primer equipo del Real Madrid cuando aún no se había constituido como el club que conocemos ahora, y fue bautizado entre sus amigos como el “Pichichi”, un pseudónimo que mantuvo durante su etapa como arquitecto por el volumen de edificios que llegó a construir. Un camino que arrancó con dificultades, puesto que la primera Guerra Mundial hizo mella en su camino como arquitecto.
Sin ingresos del fútbol y con dificultades económicas familiares, abandonó su primera pasión para acceder a la Escuela de Arquitectura de Madrid, algo que le resultó muy complicado: “me tumbaron cuatro veces seguidas (…), pensaba que no sería jamás arquitecto”.
Trabajó como decorador para pagarse los estudios, algo que ayudó a esculpir su personalidad como el posterior arquitecto en el que se convertiría: “es evidente que estos trabajos me proporcionaron no solo dinero para acabar mis estudios, sino una gran experiencia para andar por el mundo; creo que me han ayudado firmemente en mi formación profesional, haciendo de mí un trabajador infatigable”.
Apuntó maneras desde el principio con su pragmatismo y versatilidad. No fue un arquitecto de manifiesto, ni un filósofo de la arquitectura o un artista, sino un hombre de oficio. Era capaz de adaptarse a las épocas y a cada cliente, consiguiendo siempre brillantes resultados; el veía la figura del arquitecto como servidor de la sociedad.
Un estilo variable y sin complejos
En la arquitectura de Gutiérrez Soto no predomina un único estilo; de hecho, pasó por diferentes etapas en las que experimentó sin vincularse a ninguna corriente arquitectónica. Pensaba que los estilos existían para ser usados y que la buena arquitectura se veía en otros principios, y siempre anteponía las necesidades del cliente a cualquier impulso artístico. Quizás por eso es difícil reconocer en la ciudad sus numerosos edificios.
Delineó buena parte de la imagen contemporánea de Madrid construyendo cerca de 400 proyectos. La primera gran obra fue el pionero Cine Callao en el 1927, un edificio con reminiscencias Art Decó en la fachada, una sala de gran ocupación y una terraza para emitir sesiones cinematográficas al aire libre, lo que le convirtió en uno de los primeros cines de verano de Madrid. Gutiérrez Soto colocó en la zona posterior del edificio su estudio de arquitectura, desde donde impulsó su gran carrera.
El cine fue una de las tipologías que más proyectó. Muchas de sus salas fueron después reconvertidas para nuevos usos, otras desaparecieron. Dos ejemplos relevantes fueron el Cine Europa (1928) y el Cine Barceló (1930). Ambos recuerdan a la arquitectura expresionista de Mendelsohn, donde las líneas curvas, los grandes huecos horizontales y la plasticidad predominan en el proyecto. En cierta medida, el paso de un estilo eclético a una tendencia de vanguardia se produjo gracias a sus viajes por Europa, que le llevaron a conocer in situ los proyectos de Le Corbusier y otros arquitectos. Es más, formó parte de la denominada “Generación del ‘25”, arquitectos de Madrid que llevaron una renovación en la arquitectura de España, divulgando el Movimiento Moderno, cada uno con su estilo personal.
Una carrera marcada por los cambios históricos
La década de los años 30 fue una de las más creativas para él. Diseñó cafés, viviendas e instalaciones deportivas y sociales, entre las que se encuentra el emblemático Bar Chicote en Gran Vía, una obra que integra arquitectura y diseño, superviviente entre tantas otras que sí desaparecieron como el Primitivo Aeropuerto de Barajas o las Piscinas La Isla ambos de 1931. La Isla fue un icono del racionalismo español y una atracción para los madrileños, una instalación deportiva de inspiración náutica colocada en un islote del Manzanares.
En lo más alto de su carrera, la Guerra Civil detuvo su actividad. La arquitectura racionalista fue excluida por el nuevo régimen y suplantada por un estilo nacionalista. En esta época Luis Gutiérrez Soto priorizó el rigor geométrico a las líneas curvas para adaptarse a la nueva tendencia, sin embargo, mantuvo sus principios de funcionalidad y modernidad. La obra más famosa y polémica de esa etapa es el Cuartel General del Ejército del Aire, en Moncloa. De apariencia neoherreriana, tiene semejanza al monasterio de El Escorial pero, su articulación interna refleja un proyecto de oficinas racional y moderno.
Reinventando los hogares madrileños
En los años 40 y 50 Luis Gutiérrez Soto seguirá utilizando cualquier expediente formal historicista o de la tradición castiza para “revestir” sus propuestas modernas, asegurando los deseos de los clientes. Un ejemplo clave fue el uso del ladrillo visto, que perfiló la mayoría de sus complejos residenciales para la alta burguesía y las inmobiliarias.
Gutiérrez Soto marcó la arquitectura doméstica de la Madrid moderna, no solo aportando novedades en las viviendas de la élite de Salamanca o Chamberí, sino introduciendo las bases para la nueva arquitectura residencial española.
Notables son sus terrazas jardín, invento que trasciende el balcón para crear una “estancia exterior” de la casa, un lugar donde hacer vida doméstica. Fue una novedad que supuso temor al arquitecto, hasta el punto de disponer lucernarios de pavés en el suelo de las terrazas por el miedo a la falta de soleamiento.
Audaz en la apertura del patio a la fachada principal, permitiendo un gran porcentaje de viviendas exteriores, además popularizó el piso dúplex lecorbusiano y aportó un importante cambio en la distribución de la vivienda. Fue el primero que diferenció claramente las zonas de uso de la casa en zona de día, de noche y zona de servicio, evitando interferencias en los recorridos de la casa.
Perfilando el skyline madrileño
En su madurez diseñó algunas de sus más significativas obras, la Torre del Retiro (1971) en Menéndez Pelayo y el Edificio de La Unión y el Fénix (1966-71) en el Paseo de la Castellana, dos torres con evidente estética contemporánea.
Si algo define a Luis Gutiérrez Soto es la versatilidad, la capacidad para dar excelentes soluciones arquitectónicas y el dominio laudable de los estilos. Fue un talento puro de la arquitectura y un creador inagotable de la imagen de Madrid.
Muchas gracias
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