_{Escrito por: Tamara Martín Oeo}

GRAN VÍA: SIEMPRE VIVA

Pasear por La Gran Vía madrileña ha sido siempre uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad: admirar sus edificios centenarios, disfrutar del ajetreo de sus viandantes, quedar deslumbrado por su iluminación… La importante transformación que ha sufrido en estos últimos años a través de la rehabilitación de varios edificios, la apertura de nuevos comercios, la reducción de carriles al tráfico y la ampliación de sus aceras, ha contribuido a que la calle con más vida de la capital haya recuperado todo el esplendor de sus primeros años. Pero han sido las obras de Metro las que nos han regalado un elemento que desde hace ya más de un año podemos volver a admirar: el Templete de la Gran Vía.

EL TEMPLETE: VUELVE AL ORIGEN

Esta marquesina es una fiel reproducción del original templete cuyo diseño pertenece a Antonio Palacios, arquitecto que marcó Madrid durante la primera mitad del siglo XX. 50 años después de su desmontaje, vuelve al lugar del que nunca debió desaparecer. Esta mole de granito, hierro y vidrio pertenece al estilo Art Decó que tuvo su auge en la época de su inauguración. El célebre arquitecto fue el encargado de diseñar las entradas al suburbano, así como las propias estaciones de este nuevo y moderno transporte. El templete marcaba el acceso por la Red de San Luis, a través de un ascensor y unas escaleras que circundaban alrededor del mismo. La ampliación de una nueva línea facilitó el acceso al suburbano a través de unas novedosas escaleras mecánicas, lo que provocó que el acceso por el templete quedara en desuso y se decidiera retirarlo en los años 70.

Es en O ‘Porriño, localidad natal de su creador, donde se encuentra actualmente el templete original y donde parece que permanecerá, ya que se intentó recuperar como parte de la ejecución del proyecto de remodelación de metro, pero sin éxito. Sin duda, podemos decir que es un claro homenaje al arquitecto de Madrid.

ARMONÍA DE SUS ELEMENTOS

A pesar de ser una calle llena contrastes, parece que no ha pasado el tiempo en nuestra Gran Vía. El marcado estilo neoclásico de la gran mayoría de sus edificios nos hace por momentos, trasladarnos a esa época donde existía una necesidad por todo lo cosmopolita, moderno: el ya mencionado Art Decó. Es por ello por lo que este templete se encuentra integrado en el urbanismo actual ya que lo que se ha pretendido con las distintas remodelaciones en el trazado, es recuperar sus elementos, sus materiales, su origen y lograr la funcionalidad dentro, todo ello, de una clara armonía.

UNA NUEVA FOTOGRAFÍA EN LA GRAN VÍA

Este singular elemento se ha convertido en un nuevo punto obligado que fotografiar, como ya lo son, y desde hace muchos años: El oso y el Madroño, El KM0, la Plaza Mayor o el edificio Carrión, también en Gran Vía, como también los son La Cibeles y el Palacio de Correos, siendo este último otra icónica obra de Antonio Palacios. La repercusión en los viandantes tras su inauguración queda patente al pasear por la plaza donde se ubica, y nos lleva a asegurar que el Templete de la Gran Vía vuelve a ser nuevamente un elemento icónico de Madrid y una indiscutible referencia del lugar donde se encuentra. Imposible que pueda pasar desapercibido.

Seguro que Antonio Palacios, tras un agradable paseo sacaría su teléfono del bolsillo para poder fotografiarlo de igual forma que hemos hecho todos tras admirarlo. Sigamos disfrutándolo.